Reportaje – Una habitación propia de Virginia Woolf: 80 años después

Una habitación propia de Virginia Woolf: 80 años después

Por Lorena Flores Moscoso

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¿Un espacio físico-temporal vigente donde cohabitan la vida diaria y la creación artística?

Virginia Woolf nació en 1882, en la Inglaterra victoriana. Era una época en la cual las mujeres ya habían adquirido el derecho sobre su propiedad después del matrimonio, al divorcio y  el derecho a pelear la custodia de sus hijos. Nació privilegiada en el seno de una familia de la aristocracia intelectual inglesa. Se educó en casa donde tuvo acceso a la extensa biblioteca de su padre. Sus hermanos, en cambio, asistieron a Cambridge lo que le permitió fraternizar con importantes intelectuales de la época y conformar con ellos el Grupo Bloomsbury*.

Este contexto familiar y social sirvió para que Woolf adquiriera las herramientas para erigir un espacio interno y externo donde desarrollar su obra literaria al mismo tiempo que cuestionaba y vencía los obstáculos que enfrentaba su género. Sus reflexiones sobre este proceso son plasmadas en Una habitación propia publicada en 1929; diez años después de que las mujeres adquirieran el derecho a votar** y tuvieran acceso a una educación superior.

Revisa exhaustivamente la tradición cultural y social de las mujeres inglesas al mismo tiempo que la compara con la masculina; establece las ventajas y desventajas históricas a las que tanto hombres como mujeres fueron expuestos durante su formación y los papeles sociales que desempeñaban.

«¿Por qué los hombres bebían vino y las mujeres agua? ¿Por qué un sexo era tan adinerado y tan pobre el otro? ¿Qué influencia ejerce la pobreza sobre la literatura? ¿Qué condiciones requiere la creación de obras de arte?» (Woolf, 2004:31)

Woolf, además, es parte del movimiento modernista y como tal experimenta con innovadoras técnicas narrativas, como  la manipulación del tiempo, la polifonía y el monólogo interior. En Una habitación propia utiliza esta nueva estilística para sumergirse y reconstruir la historia de la literatura femenina hasta ahora contada por los hombres. Con sentido crítico describe la visión femenina sin que esta sea ajena a la población masculina.  Además, documenta la evolución de las escritoras resaltando que en el siglo XVIII pertenecían a altos estratos socioeconómicos y generalmente escribían para combatir el aburrimiento así como que es en el  siglo XIX, cuando empiezan a publicar y a ser leídas convirtiéndose en una amenaza para el orden social. Su objetividad hace de esta obra un ensayo novelado donde ella funge como personaje principal y narradora imparcial, logrando que el lector se enfoque en las palabras y no en ella.

Desde la teoría Freudiana, la obra en sí podría ser un síntoma, una revelación del inconsciente del autor, encarnado en el personaje. En la cual a través del monólogo, la reflexión o las metáforas, plasma lo que no podía decirse abiertamente o describía una situación de la que buscaba liberarse. Desde Jung, ella, como escritora, podría considerarse vocera del inconsciente del colectivo femenino de su época y de las futuras.

Una preocupación aparentemente literaria termina siendo una postura social o  política en el momento que ella hace público el, hasta ese momento, mundo privado de las mujeres. Rescata el papel que juegan en la construcción social gracias al acceso a la educación, al trabajo y la independencia económica.

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El discurso que maneja no es homogéneo, ya que obedece a un orden relativo impuesto por la época, y al deseo de deconstruir una estructura cultural absolutizadora. Woolf crea Una habitación para el diálogo y la reflexión para su generación y las futuras.     «Hay millones de seres condenados a un destino aún más quieto que el mío, y millones en silenciosa revuelta contra su suerte.  » (Woolf, 2004:77)

En la parte final de este ensayo novelado propone el desarrollo de una mente andrógina, desincentiva la dualidad o la separación de sexos, impulsa con agudas reflexiones cambios en los valores culturales, y clama por el despertar de la pasividad femenina. También plantea el fortalecimiento de sus posiciones en un espacio equitativo; donde por ejemplo la educación y el bienestar económico no son  privilegio de un género. Todo esto con el objetivo de edificar  un espacio interno y/o donde  el autor no sea  alienado por el entorno.

Tomando en cuenta que Woolf escribió, Una habitación propia,  desde un contexto muy particular en pleno movimiento modernista; después de casi un siglo de su publicación, la vigencia de sus reflexiones podría ponerse en duda. Sin embargo, los obstáculos que las escritoras enfrentan son similares e irónicamente una aparente solución como ser independiente económicamente se ha convertido en una más de las esferas que la mujer actual debe mantener en el aire si quiere mantenerse en la partida y ser parte de la dinámica social y cultural actual.

Los aparentemente sutiles vínculos entre la vida y la creación artística siguen redefiniéndose e influyendo en el quehacer literario. Así mismo hay tareas que permanecen pendientes; tareas como conocer, reflexionar y criticar  la tradición literaria local, encontrar una estilística propia que responda a la época y a las necesidades de la escritora, pero que al mismo tiempo no estén circunscritas a un género y, sobre todo, ser voceras, responsables, individuales o colectivas de nuestra visión del mundo.

Notas:

* Grupo intelectual británico integrado por Virginia Woolf,  Leonard Sidney Woolf, los filósofos Bertrand Russell y Ludwig Wittgenstein, los críticos de arte Roger Fry y Clive Bell, el economista John Maynard Keynes, el sinólogo Arthur Waley, el escritor Gerald Brenan, el biógrafo Lytton Strachey, el crítico literario Desmond MacCarthy, el novelista y ensayista Edward Morgan Forster, la escritora Katherine Mansfield y los pintores Dora Carrington, Vanessa Bell y Duncan Grant.

** En 1918 las mujeres mayores de 30 años adquieren el derecho al voto. En 1928 lo pueden hacer a partir de la mayoría de edad como cualquier otro ciudadano.

Literatura Citada:

Woolf, Virginia. 2004. Un cuarto propio. Alianza Editorial. Biblioteca Woolf. Madrid. 127pp.

Enlaces:

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